Características de la pintura impresionista
fuente: http://www.fcalzado.net/
Rasgos generales del Impresionismo
Los impresionistas se centran en el intento de reproducir fielmente las apariencias.
Con el fin de estudiar los distintos matices de la atmósfera que envolvía los motivos, era típico de los impresionistas el realizar distintas versiones de un mismo motivo en distintos momentos del dia, y bajo distintas condiciones de iluminación y atmosféricas. Son célebres las series de Monet sobre la catedral de Ruán, pero también pintó varias versiones de almiares, o del edificio del parlamento británico, cuando estuvo en Londres. Pissarro, por su parte, pintó en varias ocasiones la vista que le ofrecía su ventana del bulevar de Montmartre.
Otra característica (por influencia de la fotografía y del grabado japonés) es que el Impresionismo busca captar en las obras la temporalidad, la apariencia fugaz del fenómeno que quieren representar. Ya se trate de un paseante, de un campo de amapolas o de la atmósfera cambiante frente a la fachada de una catedral, lo fundamental es lo que el artista percibe y cómo se siente frente a lo que percibe.En palabras de Pissarro, se trata de «no proceder según reglas o principios, sino pintar lo que se observa y lo que se siente». En consecuencia, el Impresionismo deja de lado el enfoque tradicional que exigía al artista contar una historia o transmitir un mensaje de tipo moral.
Una exigencia adicional de este afán por captar instantáneamente momentos fugaces de motivos cotidianos era la de pintar «au plain air»», al aire libre.
Manet, Monet pintando en su estudio flotante, 1874
Los pintores impresionistas no dudaban en aprovechar los avances tecnológicos del momento que facilitaban el transporte por ferrocarril con localidades de la campiña francesa cercanas a París, y ubicaban sus caballetes al aire libre para ejecutar allí sus obras. A esto ayudó también la invención en la década de 1840 de los tubos metálicos de pintura. Como dejaría escrito Pissarro: «Cuando se pinta, hay que escoger un tema, ver lo que tiene a la derecha y a la izquierda, trabajar en todo simultáneamente. No componer trozo por trozo; hacerlo todo a la vez».
También se aprecia otro rasgo muy típico de los impresionistas: el estudio de la luz en sus reflejos sobre el agua.
Recursos pictóricos empleados por el Impresionismo
Para conseguir los objetivos expuestos, los impresionistas emplearon una serie de recursos pictóricos:
Quizá el rasgo técnico más destacado y característico del Impresionismo sea la pincelada breve y gruesa, ejecutada de forma rápida sobre el lienzo. De esta forma, el artista podía captar y resaltar la esencia y la apariencia del motivo más que sus detalles. Además empleaban lo que se denomina pincelada descriptiva: el uso de una pincelada cuidadosamente aplicada para ser máximamente eficaz en la descripción. Combinaban el uso de pinceladas largas y empastadas con pinceladas cortas y menos empastadas, más adecuadas para crear la sensación de profundidad.
Monet persigue el objetivo de captar atmósferas bajo distintas condiciones de iluminación en una serie de obras de 1877 que tienen como protagonista el entorno de la estación de ferrocarril de Saint-Lazare, en París. Allí tiene ocasión de plasmar en sus obras la mezcla del vapor de las locomotoras con el humo que desprenden, según la estética y la técnica impresionistas.
La atmósfera parece cobrar materialidad con el espeso vapor y el humo acumulados, que apenas dejan entrever a los personajes, y a los elementos arquitectónicos que configuran el espacio de la estación y los edificios aledaños.
Rasgos generales del Impresionismo
Los impresionistas se centran en el intento de reproducir fielmente las apariencias.
Con el fin de estudiar los distintos matices de la atmósfera que envolvía los motivos, era típico de los impresionistas el realizar distintas versiones de un mismo motivo en distintos momentos del dia, y bajo distintas condiciones de iluminación y atmosféricas. Son célebres las series de Monet sobre la catedral de Ruán, pero también pintó varias versiones de almiares, o del edificio del parlamento británico, cuando estuvo en Londres. Pissarro, por su parte, pintó en varias ocasiones la vista que le ofrecía su ventana del bulevar de Montmartre.
Otra característica (por influencia de la fotografía y del grabado japonés) es que el Impresionismo busca captar en las obras la temporalidad, la apariencia fugaz del fenómeno que quieren representar. Ya se trate de un paseante, de un campo de amapolas o de la atmósfera cambiante frente a la fachada de una catedral, lo fundamental es lo que el artista percibe y cómo se siente frente a lo que percibe.En palabras de Pissarro, se trata de «no proceder según reglas o principios, sino pintar lo que se observa y lo que se siente». En consecuencia, el Impresionismo deja de lado el enfoque tradicional que exigía al artista contar una historia o transmitir un mensaje de tipo moral.
Una exigencia adicional de este afán por captar instantáneamente momentos fugaces de motivos cotidianos era la de pintar «au plain air»», al aire libre.
Manet, Monet pintando en su estudio flotante, 1874
Los pintores impresionistas no dudaban en aprovechar los avances tecnológicos del momento que facilitaban el transporte por ferrocarril con localidades de la campiña francesa cercanas a París, y ubicaban sus caballetes al aire libre para ejecutar allí sus obras. A esto ayudó también la invención en la década de 1840 de los tubos metálicos de pintura. Como dejaría escrito Pissarro: «Cuando se pinta, hay que escoger un tema, ver lo que tiene a la derecha y a la izquierda, trabajar en todo simultáneamente. No componer trozo por trozo; hacerlo todo a la vez».
También se aprecia otro rasgo muy típico de los impresionistas: el estudio de la luz en sus reflejos sobre el agua.
Recursos pictóricos empleados por el Impresionismo
Para conseguir los objetivos expuestos, los impresionistas emplearon una serie de recursos pictóricos:
Quizá el rasgo técnico más destacado y característico del Impresionismo sea la pincelada breve y gruesa, ejecutada de forma rápida sobre el lienzo. De esta forma, el artista podía captar y resaltar la esencia y la apariencia del motivo más que sus detalles. Además empleaban lo que se denomina pincelada descriptiva: el uso de una pincelada cuidadosamente aplicada para ser máximamente eficaz en la descripción. Combinaban el uso de pinceladas largas y empastadas con pinceladas cortas y menos empastadas, más adecuadas para crear la sensación de profundidad.
En relación con el tratamiento del color, los impresionistas evitaban la mezcla de colores en la paleta, aplicando colores primarios o secundarios directamente sobre el lienzo, yuxtaponiendo pinceladas. De esta manera se conseguía una mayor luminosidad y brillantez en la obra, ya que la mezcla de colores es de tipo óptico, por tener lugar en la retina del espectador. De este modo, renuncian a la modulación tonal tradicional.
Los pintores impresionistas, por lo general, evitaban oscurecer los colores mezclándolos con el negro. Cuando necesitaban pintar sombras, recurrían a la mezcla o yuxtaposición de colores complementarios. Evitaban las sombras negras; incluso en ellas había color. También empleaban el recurso de evitar al máximo la presencia de sombras pintando, por ejemplo, en las horas centrales del día (sombras más cortas) o con luz frontal sobre los personajes (para que las sombras queden detrás de ellos).
Para conseguir obras más luminosas, los impresionistas evitaban las imprimaciones con tonos oscuros (como tradicionalmente se hacía) y las sustituían por preparaciones del lienzo con colores claros. Así los colores eran más luminosos.
En sus obras con frecuencia utilizaban encuadres inusuales y composiciones asimétricas, desplazando el punto de interés hacia los bordes de la obra. En ocasiones, por lo tanto, se sustituye el punto de vista frontal por puntos de vista más altos o más bajos.
Temas elegidos por los impresionistas
La pintura impresionista propone nuevos cauces de expresión artística que exigían la ampliación de los temas representados en las obras. Para los impresionistas el motivo era secundario en relación con el protagonismo fundamental que cobraba la plasmación de la luz sobre el lienzo. Por esta razón, ya no se habla tanto de tema como de motivo.
Los pintores impresionistas, por lo general, evitaban oscurecer los colores mezclándolos con el negro. Cuando necesitaban pintar sombras, recurrían a la mezcla o yuxtaposición de colores complementarios. Evitaban las sombras negras; incluso en ellas había color. También empleaban el recurso de evitar al máximo la presencia de sombras pintando, por ejemplo, en las horas centrales del día (sombras más cortas) o con luz frontal sobre los personajes (para que las sombras queden detrás de ellos).
Para conseguir obras más luminosas, los impresionistas evitaban las imprimaciones con tonos oscuros (como tradicionalmente se hacía) y las sustituían por preparaciones del lienzo con colores claros. Así los colores eran más luminosos.
En sus obras con frecuencia utilizaban encuadres inusuales y composiciones asimétricas, desplazando el punto de interés hacia los bordes de la obra. En ocasiones, por lo tanto, se sustituye el punto de vista frontal por puntos de vista más altos o más bajos.
Temas elegidos por los impresionistas
La pintura impresionista propone nuevos cauces de expresión artística que exigían la ampliación de los temas representados en las obras. Para los impresionistas el motivo era secundario en relación con el protagonismo fundamental que cobraba la plasmación de la luz sobre el lienzo. Por esta razón, ya no se habla tanto de tema como de motivo.
Sisley, Inundación en Port Marley, 1876
Con los impresionistas el paisajedeja de ser un género menor. En el paisaje es donde los pintores impresionistas tienen más posibilidad de investigar nuevos efectos ópticos para captar sobre el lienzo la luz que impregna y dota de carácter a la atmósfera de cada momento.
Dentro de un paisaje había multitud de elementos que observar cuya variación en función del momento del día se prestaba a su plasmación en una pintura.
Los impresionistas investigaron las variaciones en la luminosidad del cielo, de las nubes, en condiciones de sol radiante, de lluvia, de viento, de niebla...
Plasmaron en sus obras el agua, en marinas, ríos, inundaciones, estanques repletos de nenúfares... Analizaron, tratando de reproducirlo, el reflejo de la luz sobre el agua.
Pintaron jardines, árboles, flores, praderas, campos de amapolas.
Estudiaron el efecto de la luz sobre distintas superficies, como la nieve, o el suelo mojado en un día de lluvia.
Paseantes ociosos y despreocupados, paseando o merendando en el campo en un día de descanso. El desarrollo económico posibilitó la existencia de la burguesía y de una creciente clase media que podía permitirse semejantes lujos que no estaban al alcance de la gran mayoría de la población.
Como observadores atentos de su época, los impresionistas retrataban escenas cotidianas propias de la vida moderna:
Estaciones de ferrocarril repletas de humo y vapor de las locomotoras.
Bulevares, calles con el bullicio y la animación propios de la gran ciudad que era París.
Escenas de interior de cafés y locales de variedades, en el circo, bailarinas de ballet, con gente descansando, aburriéndose o divirtiéndose.
Hay que observar que los impresionistas plasmaban la realidad que observaban con una intención muy distinta a la que movía a los pintores realistas con una preocupación social, como Courbet o Daumier. Los impresionistas no tenían ánimo de denunciar situaciones de injusticia social ni buscaban cambiar la sociedad con sus obras.
Dentro de un paisaje había multitud de elementos que observar cuya variación en función del momento del día se prestaba a su plasmación en una pintura.
Los impresionistas investigaron las variaciones en la luminosidad del cielo, de las nubes, en condiciones de sol radiante, de lluvia, de viento, de niebla...
Plasmaron en sus obras el agua, en marinas, ríos, inundaciones, estanques repletos de nenúfares... Analizaron, tratando de reproducirlo, el reflejo de la luz sobre el agua.
Pintaron jardines, árboles, flores, praderas, campos de amapolas.
Estudiaron el efecto de la luz sobre distintas superficies, como la nieve, o el suelo mojado en un día de lluvia.
Paseantes ociosos y despreocupados, paseando o merendando en el campo en un día de descanso. El desarrollo económico posibilitó la existencia de la burguesía y de una creciente clase media que podía permitirse semejantes lujos que no estaban al alcance de la gran mayoría de la población.
Como observadores atentos de su época, los impresionistas retrataban escenas cotidianas propias de la vida moderna:
Estaciones de ferrocarril repletas de humo y vapor de las locomotoras.
Bulevares, calles con el bullicio y la animación propios de la gran ciudad que era París.
Escenas de interior de cafés y locales de variedades, en el circo, bailarinas de ballet, con gente descansando, aburriéndose o divirtiéndose.
Hay que observar que los impresionistas plasmaban la realidad que observaban con una intención muy distinta a la que movía a los pintores realistas con una preocupación social, como Courbet o Daumier. Los impresionistas no tenían ánimo de denunciar situaciones de injusticia social ni buscaban cambiar la sociedad con sus obras.
Monet, La estación de Saint Lazare, 1976-77
Monet persigue el objetivo de captar atmósferas bajo distintas condiciones de iluminación en una serie de obras de 1877 que tienen como protagonista el entorno de la estación de ferrocarril de Saint-Lazare, en París. Allí tiene ocasión de plasmar en sus obras la mezcla del vapor de las locomotoras con el humo que desprenden, según la estética y la técnica impresionistas.
La atmósfera parece cobrar materialidad con el espeso vapor y el humo acumulados, que apenas dejan entrever a los personajes, y a los elementos arquitectónicos que configuran el espacio de la estación y los edificios aledaños.
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